En artículos anteriores hablamos de forma indirecta sobre temas que afectan directamente la consecución de objetivos (resultados). Hablamos de cómo generar autoconfianza, del método WOOP para el logro de metas, etc.
Hoy vamos a hablar de cómo definir expectativas razonables. Con esto de ninguna manera estoy diciendo que las expectativas deben ser bajas para evitar frustraciones. Las expectativas que nos fijemos deben ser realistas pero a la vez desafiantes, que nos lleven a la acción.
Al definir expectativas estamos definiendo el estándar que pretendemos para una acción determinada. ¿Y para qué sirve? Contra ese parámetro vamos a medir la efectividad de nuestras acciones y en consecuencia les vamos a asignar una calificación en función de si cumplieron las expectativas o no.
De ahí que la forma en que fijamos nuestras expectativas es determinante para medir de la forma más clara y ecuánime posible si nuestros esfuerzos están rindiendo o no.
Muchas veces tomamos decisiones basados en el incumplimiento de nuestros objetivos sin cuestionarnos si lo que pretendemos es razonable en cuanto al contenido, su forma e incluso su plazo de ejecución.
Repasemos algunas ideas que pueden ayudarnos a definir de forma más razonable nuestras expectativas.
1. Sé realista
Hoy en día nos inundan mensajes que pueden estar impidiendo que nos fijemos expectativas más realistas en torno a nuestra vida y nuestro desarrollo profesional. Algunos de ellos son:
- Sos capaz de conseguir todo lo que te propongas,
- Nada es imposible/no hay límites
Sin negar la parte de verdad contenida en estas frases, asumirlas como propias sin ejercer antes cierto sentido crítico puede hacernos caer en la tentación de no ver las limitaciones del mundo en el que vivimos y de nuestras capacidades reales.
Continuamente fijamos expectativas sobre nosotros y sobre nuestro entorno. Algunas llevan ahí fijas mucho tiempo y otras las vamos creando, modificando o satisfaciendo cada día, pero todas ellas nos interesan porque de ellas depende nuestra felicidad. Por eso es importante saber que ahí donde fijamos una expectativa hay un interés, es decir, hay potencial felicidad.
2. Conocete
En un mundo en constante aceleración, fijar expectativas realistas exige más que nunca:
- Conocer el mundo: conocé la historia, porque cuanto mejor conozcas el mundo vas a saber mejor qué esperar de él.
- Conocer tu entorno cercano: ¿cómo son las circunstancias que te rodean? ¿Qué tienen de positivo y de negativo? ¿Te están ayudando a crecer o son más bien un obstáculo? ¿Qué hay en mi entorno que puedo cambiar a mejor y que no? Rodeate siempre de personas de las que puedas aprender: por su conversación, su ejemplo, su modo de trabajar, su consejo, etc.
- Conocerte a vos mismo: empezá por el autoconocimiento, es un camino largo.
3. Apuntá alto, pasos cortos.
Fijate metas cortas, metas diarias que a la vez que supongan un avance, que conseguirlas supongan una satisfacción.
¿Dónde te van a llevar esos pequeños pasos? Donde vos decidas.
4. Estimá bien el cambio
Cantidad de cambio: las personas muchas veces piensan que son capaces de cambiar más de lo que realmente pueden, rechazando metas más modestas y alcanzables.
Velocidad y facilidad del cambio: las personas suelen ser demasiado optimistas en el sentido de que esperan cambiar más rápida y fácilmente de lo razonable.
Efectos del cambio en otros aspectos de la vida: Las personas también sobre estiman cuánto pueden mejorar sus vidas con un cambio dado.
Lo que las personas frecuentemente no reconocen es que están disfrutando, u obteniendo satisfacción.
Es el camino hacia sus metas lo que te hace felíz, no la meta en sí.
La próxima vez que tengas que definir una expectativa u objetivo sobre un tema determinado probá poner en práctica estas 4 ideas.
PD: Si llegaste hasta acá, gracias por leer. Si te gustó agradezco que lo compartas. Gracias! IG:@nicolas.costa.coach