¿Cómo dijiste? 7 formas de mejorar tu escucha
Nicolás Costa

¡Levante la mano el que salió alguna vez de una conversación con la sensación de que algo no salió como esperaba!

La escucha efectiva es una habilidad clave en todos los aspectos de tu vida, y cuando lo hacés bien, la gente lo nota y agradece. Pero muchas veces lo subestimamos y pensamos que fortalecer las habilidades de comunicación implica solamente desarrollar el habla persuasiva y las habilidades de conversación, pero de lo que quizás no se dé cuenta es de lo importante que puede ser la escucha efectiva.

Si no escuchás de forma activa, ninguna de tus habilidades de conversación tienen importancia y esto es porque tus argumentos, por muy claros que sean, no se van a escuchar ni entender.

Acordate que escuchar es el 50% del esfuerzo de comunicación, por lo que también vale la pena dedicar tiempo a desarrollar esta habilidad.

Una buena escucha es mucho más que estar en silencio mientras la otra persona habla, incluye interacciones que hacen de la conversación una experiencia positiva para la otra parte, lo que no sucede cuando el oyente es pasivo o crítico. Es vista como una conversación cooperativa donde la interacción fluye suavemente en ambas direcciones, sin que ninguna de las partes se ponga a la defensiva sobre los comentarios que hizo la otra.

Los buenos oyentes pueden desafiar las premisas y estar en desacuerdo, pero la persona a la que se escucha siente que el oyente está tratando de ayudar, no queriendo establecer su punto de vista. Suelen hacer sugerencias abriendo caminos alternativos a considerar.

Acá te dejo algunas técnicas que podés usar para desarrollar tu escucha efectiva:

1. Luchá contra tus ganas de hablar. A veces, cuando estás inmerso en una conversación acalorada, empezás a concentrarte en lo que vas a decir a continuación. Incluso podés tener la tentación de abrir la boca antes de que la otra persona haya terminado. Hacé un esfuerzo adicional para mantener tus labios sellados hasta que terminen de hablar.

Mientras hablan, no te preocupes por lo que vas a decir o cómo lo vas a decir. En cambio, concentrate en las palabras y el lenguaje corporal de la otra persona.

2. Interesate. Tus habilidades de comunicación no verbal son importantes mientras escuchás. Si te ves desinteresado e indiferente, la persona que quiere comunicarse con vos probablemente lo va a percibir. Se puede poner nerviosa o es menos probable que comparta sus pensamientos. Tiene sentido, ¿no?

Interactuá con la persona que está hablando. Hacé contacto visual (¡¡no mires el celular u otra cosa!!) y hace algún ademán asintiendo o dándole a entender a tu interlocutor que estás en la conversación con él. Demostrale a tu interlocutor que sus puntos te están llegando.

3. Repetí los aspectos más destacados. Una forma de decirle literalmente a tu interlocutor que se está comunicando de manera eficaz es simplemente reafirmar sus puntos. Podés repetir frases clave en un tono afirmativo. Incluso podés darle un resumen rápido de lo que acaba de decir con tus propias palabras. De paso esto te permite incorporar de forma efectiva lo que te acaban de transmitir.

Evitá compartir tus opiniones al repetir sus conceptos o ideas. En este punto, simplemente querés comunicar que entendiste completamente su significado.

4. Hacé preguntas. No tengas miedo de pedirle a tu interlocutor que explique lo que está diciendo. Si necesitás más información, pedila. También podés hacer preguntas que lo ayuden a contar mejor su historia.

Lo importante es que entiendas lo que tratan de transmitirte.

5. Sé paciente. También es importante mantener la paciencia, especialmente cuando se trabaja con personas que pueden ser tímidas o que no tienen facilidad para comunicarse.

Si no tenés paciencia, puede ocurrir que termines la conversación de forma prematura o que asustes a tu interlocutor.

6. Contribuí. Ser un oyente eficaz no significa que tu único trabajo sea escuchar. Sin duda, también podés contribuir a la conversación pero al mismo tiempo sin intención de dominar la conversación.

Agregá tu opinión cuando te lo pidan o cuando hayan terminado de exponer sus ideas.

7. El trampolín. Para cerrar, me gustaría traer un concepto que leí en un artículo de Harvard Business Review de 2016 “What Great Listeners Actually Do (Lo que realmente hacen los oyentes eficaces) de Jack Zenger and Joseph Folkman” que habla de que como oyente tenés que ser un trampolín en lugar de una esponja.

El trampolín absorbe el peso de la persona que salta y la devuelve con más fuerza, es decir no solo podemos escuchar sino que también podemos contribuir positivamente a lo que nos están diciendo.

Te hacen sentir mejor no sólo absorbiendo pasivamente, sino apoyando activamente. Esto le permite ganar energía y altura, al igual que alguien saltando sobre un trampolín.

Por último, en el mismo artículo se describen los 6 niveles sobre los que se construye la escucha efectiva, que sirven para evaluar la calidad de nuestras conversaciones.

Nivel 1: El oyente se preocupa por generar un ambiente favorable para que se puedan hablar temas difíciles o complejos.

Nivel 2: El oyente enfoca la atención en la otra persona, eliminando distracciones y haciendo contacto visual apropiado.

Nivel 3: El oyente busca entender la esencia de lo que la otra persona está diciendo. Hace preguntas, indaga y busca confirmar que su comprensión es correcta.

Nivel 4: El oyente está atento y percibe señales no verbales, tales como expresiones faciales, transpiración, respiración, gestos, postura, etc. Se estima que el 80% de lo que comunicamos proviene de estas señales.

Nivel 5: El oyente empatiza y valida los sentimientos y emociones de su interlocutor de una manera solidaria y sin prejuicios.

Nivel 6: El oyente hace preguntas que buscan aclarar las premisas que sostiene la otra persona y la ayuda a ver el problema con una nueva mirada.

Recordá que solo la práctica te va a permitir mejorar. Después de haber tenido una conversación importante, preguntate qué recordás de la conversación. Anotá los detalles si es necesario. ¿Permitiste que la otra persona hablara la mayor parte del tiempo?

Cuando puedas controlar el impulso de dominar las conversaciones, ¡vas a poder escuchar realmente lo que la gente tiene que decir!

PD: Si llegaste hasta acá, gracias por leer. Si te parece que esto puede ser útil para alguien, te agradecería que lo compartas. ¡Muchas gracias!

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