¿One size fits all?
Hace muchos años me compré un traje.
Compré una actitud frente a la vida, frente a las cosas y las personas.
Pensé, como dicen en Estados Unidos, que era «one size fits all».
Creí que iba a ser útil para todo tipo de situaciones, una armadura que iba a ser perdurable e inalterable en el tiempo.
¡¡Cómo me equivoqué!!
Con el tiempo ese traje me empezó a asfixiar, a faltar el aire. Quería alcanzar determinados lugares, estados, situaciones… y no podía. Necesitaba reaccionar de forma emocionalmente efectiva ante determinados hechos y circunstancias… y no podía.
Durante mucho tiempo me pareció que el traje me servía, me hacía fuerte, me protegía y me daba las herramientas adecuadas para afrontar la vida.
Pero me apretaba por todos lados, me limitaba, me frustraba, me hacía lento, estaba cada vez más rígido.
Hasta que el propio camino, con sus vientos, con sus baches y con sus piedras fue desarmando la armadura y fue dejándome solo con lo que me iría a servir de ahí en más.
Para seguir mi camino tuve que armar varios atuendos diferentes, con lo que quedó del viejo y además incorporando muchas otros elementos que ahora sí se hacían imprescindibles.
Me quedé con la fuerza de la armadura para sostener mi voluntad, mi pasión y mi propósito a pesar de las dificultades. E Incorporé paciencia, para entender que no siempre es el momento adecuado. Sumé flexibilidad para poder adaptar mis respuestas a los diferentes contextos que se fueran presentando. Agregué empatía para comprender que hay muchas otras miradas válidas también para construir una realidad compartida.
las cosas nuevas que necesitaba.
¿Que necesitaba?
Tolerancia. Compasión. Flexibilidad.
No te creas lo del talle único que sirve para todos, lo del multipropósito, lo del multitasking.
Hay herramientas, competencias y conocimientos específicos para afrontar situaciones únicas. Y la combinación correcta de éstas va a depender de cada uno de nosotros, de las respuestas que queramos dar como individuos responsables de nuestro porvenir.
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