En cierto momento, todos, sin importar nuestros antecedentes socioeconómicos, nuestra edad ni nuestra situación, vamos a pasar por una circunstancia desafiante.
La pregunta es, ¿cómo podemos usar eso a nuestro favor?
Mientras que la resiliencia es la capacidad de seguir adelante a pesar de algún revés, la resiliencia transformadora es la capacidad de mejorar a raíz de ese revés.
La gente atraviesa distintas etapas para convertir la adversidad en crecimiento. Estas etapas son aplicables a grupos, organizaciones, familias y comunidades, y también a individuos.
Etapa 1: Zona de confort. La calma que precede a la tormenta.
Cada uno de nosotros encuentra su lugar en el mundo. Permitimos que nos definan las estructuras y sistemas que hemos establecido, desde nuestros cargos laborales y logros, hasta nuestras relaciones, familias y la casa en la que vivimos.
Estos sistemas nos permiten operar en modo semiautomático nuestras decisiones y costumbres cotidianas y es donde nos sentimos seguros aunque los gurús de los negocios y los expertos en productividad condenen la zona de confort, no es algo totalmente malo.
Cierto nivel de confort y familiaridad nos permite alcanzar nuestro máximo desempeño. De alguna manera, las zonas de confort pueden darnos la energía que necesitamos para enfrentar los desafíos pero en cierto momento podemos sentir que necesitamos salir de ellas. Eso tampoco es siempre malo.
Etapa 2: El quiebre
Ya sea que se trate de un problema de salud, un accidente o la toma de conciencia de algo, cuando pasan determinados eventos nos cuestionamos todo, lo conocido no existe más como tal y ya no podemos contar con la realidad que habíamos construido.
Más adelante, en el proceso de resiliencia transformadora, aprendés a encontrar las oportunidades en ese cambio, pero es casi imposible hacerlo en esta etapa, en la que lo más probable es que sientas miedo y angustia.
Durante esta fase es importante que te enfoques en la ayuda externa. En estas situaciones es común que perdamos la perspectiva por eso es esencial tener cerca a nuestros amigos, familiares y colegas
Aceptá la realidad. La decepción es una parte necesaria de la vida. Para experimentar el éxito, todas las personas tenemos que enfrentar contratiempos en algún momento de nuestra vida.
La realidad de la vida nos da la polaridad de los reveses y los éxitos para apreciar mejor nuestras victorias.
Estos contratiempos también nos animan a esforzarnos más para lograr nuestros objetivos.
Superar los desafíos nos brinda la sabiduría para alcanzar metas más exigentes.
Todo es relativo. Enfrentar el hecho de que la vida siempre nos va a traer pruebas para superar te va a ayudar a vencer la decepción cuando te toque.
La retrospectiva te va a mostrar inevitablemente que ningún problema es tan grande como pensabas que era en ese momento.
Darte cuenta de que la vida podría haberte provocado una decepción mucho mayor te ayuda a poner todo en perspectiva.
Etapa 3: Caos
Una vez que ocurre la situación no deseada, hay caos mientras peleás para encontrar sentido a tu nueva realidad.
Algunas personas pueden estar en un periodo de negación en esta etapa.
La negación puede ser un consuelo, pero no es un lugar donde te puedas quedar mucho tiempo. La verdad siempre te alcanza.
Es usual sentir mucho dolor durante esta fase, como si fuera una pérdida irreparable, y en ella es necesario enfocarse en soluciones. Además, por difícil que parezca, la autocompasión es crucial en este momento.
Con frecuencia somos muy severos con nosotros mismos, nos juzgamos y nos culpamos. Reconocé que este es un momento realmente difícil, pero no va a durar para siempre.
Pensás: “Perdí lo que tenía y lo que conocía. Ahora estoy perdido” Este proceso de pensamiento se nos puede ir de las manos con facilidad, haciendo que cuestionemos todo lo demás en nuestro entorno. Es el momento de concentrarse en lo que es real y no en lo imaginado. De nuevo, el apoyo externo de los amigos y la familia puede ofrecer una perspectiva realista durante los tiempos caóticos.
No te quedes ahí, no te quedes en el último obstáculo en tu lucha por el éxito. Pensar en tu traspié no va a cambiar lo sucedido.
Pasar tu tiempo sintiendo lástima de vos mismo solo va a retrasar tus planes y también va a llenar tu vida de pesimismo y futilidad innecesarios.
Aprendé de tus errores. Cuando tu primer impulso sea abandonar adquirí sabiduría y enfocate en el éxito, reconocé la decepción como una experiencia de aprendizaje.
Si examinás cómo y por qué ocurrió la situación no deseada, entonces vas a poder reestructurar tu estrategia para cosas aún mayores y mejores de las que habías planeado originalmente.
Etapa 4: La luz
En algún momento del proceso transformador, tenés una revelación: una nueva idea o perspectiva fresca que te ayuda a arrancar con tu transformación.
Este catalizador usualmente se da de manera orgánica.
No se puede forzar. Hay un poco de entrega implicada en este proceso. El catalizador surge de manera natural conforme aceptes el caos y encuentres la fuerza para retomar la perspectiva.
Tenemos que dejar ir la vida que planeamos para aceptar la que nos espera.
Etapa 5: Algo nuevo
Con una nueva perspectiva, podés comenzar a moverte hacia una nueva realidad, experimentando con tu sentido de identidad y tu lugar en el mundo.
Durante esta etapa, también podés aprender nuevas habilidades, explorar distintas oportunidades profesionales o intentar hacer otras actividades que expandan los límites de tu anterior zona de confort y den una nueva forma a tu lugar en el mundo.
No necesariamente podemos cambiar las circunstancias que nos rodean, pero sobre lo que sí tenemos control y lo que sí podemos cambiar es nuestra actitud al respecto.
Y esa es realmente la característica distintiva de la forma resiliente de pensar: cambiar nuestra forma de pensar para ver los retos como oportunidades.
Creá expectativas realistas. Como muchas personas hoy en día, es posible que tengas una expectativa poco realista de vos mismo. Quizás tuviste esta idea inspiradora de cambiar tu vida de una manera grandiosa. Sin embargo, de manera realista, tenés que reconocer que lograr tus objetivos puede llevar algún tiempo. Siempre podés ajustar tus expectativas a medida que conquistás nuevas metas.
Tener expectativas irreales de vos mismo solo te va a preparar para el fracaso, ya que siempre te vas a quedar corto a la hora de alcanzar objetivos ambiciosos.
Etapa 6: Me gusta el cambio
Una vez que probaste tu nueva realidad, alcanzás un punto en el que todo cambió y vos estás cómodo con eso. Aunque mantengamos nuestros valores centrales, la renovación implica una nueva comprensión, nuevas creencias, actitudes y —sobre todo— una nueva identidad.
A pesar de que la decepción puede infiltrarse en tu vida cuando menos lo esperás, vos podés decidir cómo te afecta.
Los contratiempos no definen tu vida, es cómo reaccionás ante ellos lo que va a determinar tu éxito. Cuando te enfrentes a una decepción, aprendé de la situación, tratala de manera positiva y avanzá con confianza hacia tu objetivo.